
Cierto Día ,
dejamos los montes, el callejón silencioso del páramo,
en donde el viento con sonar de Quena y soneto de zampoña,
cantaba la fertilidad de la Pacha Mama,
el amanecer con trinar melódico de aves de cristal,
entonaba al poderoso refractario gran Inti Raimi,
que energizante se consolidaba en nuestras sienes.
Dejamos el alimento de nuestras chacras,
cuajado el sudor del azadón en nuestras manos,
junto al vaivén oscilatorio del machete en la zafra,
el Taita dirigiendo la Minga de cosecha generosa y alegre,
la frente erguida, destilando sales sudorosas,
que al caer, alimentaban nuestra tierra.
Dejamos el crepúsculo de sol del venado, naranja- carmesí,
indicando nuestra hora de retorno al nido de esperanza familiar,
en donde Manuela, mi longuita querida,
abrigaba el fogón con amor inmenso,
entre soplos atizando la candela y ojos llorosos por el humo,
los blanquecinos dientes reflejaban la sonrisa,
de un, eres bienvenido a nuestro casa.
Dejamos esa espléndida noche estrellada,
resplandeciente de cocuyos y luciérnagas,
penumbra anunciadora del descanso,
que fortalecerá a un mañana mejor,
luego del sano amar, con única cortina de oscuridad,
llena de pasión, ternura y sentimiento compartido,
entre nosotros, los dueños de la tierra.
Hoy, regreso del martirio del montón de cemento,
de jauría de lobos que se comen entre hombres,
pelean contra la virtud del amor, lapidando por un grano de trigo,
eliminando la raza, por odio y sin conocimiento,
ciudad la llaman, más, aparenta ser una selva del momento.
Hoy, Regreso a donde mis ancestros diseminaron el maíz,
con tola en mano, introdujeron la semilla fecundadora,
productora de destino definido, de la unidad embelesadora,
magnánima de respeto de un verdadero y común matiz,
entre quienes por herencia, obramos ante el SUMAK KAWSAY.
Regresé, regresé a mi tierra, a donde hoy, extraño soy,
A donde, la Manuela, esperandome de tristeza feneció,
A donde, el patrón la choza tumbó,
A donde, por el Pino, Ciprés y Eucaliptos mi huerta perdí,
A donde, el Nogal, Romerillos y Cedros, el laicho exterminó,
A donde, sepultaron al Oso de anteojos, puma, danta y colibrí.
Regresé, a mi tierra,
felicidad por descalzo pisarte, herencia ancestral, concibo,
tristeza inmensa al encontrarte disímil, Tierra Mía, siento,
muero contigo, entre violines de grillos cantando al viento ,
solo así, nuevamente palparte, Manuela entre mis brazos percibo.
@GorkiAguirreT
GATo.
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