MUJER.
Vienes de la sangre y de la tierra,
de barro la esencia intrínseca, de tus curvas concéntricas,
de manos laboriosas y de llagas marchitas, con difuminadas huellas.
Perdida en los olvidos del valor, apareces del alma,
pariendo a la humanidad, amamantando a tus críos,
ornada por roles de la cotidianeidad de un día cualquiera,
tus batallas de segundos, horas y días, son menester en tú agenda,
heroína habitual, sin lauros ni corona.
Tu trono altivo se yergue, en la pureza de tu estela,
bendecida a veces, maldecida en otras tantas,
por el roce leve o desgarrador del puñal de la burda conciencia,
dependiendo de que si la daga se levanta desgarrando a tú ser,
o se une a tus manos, abriendo caminos liberando maleza.
No te detienes, ni rehuyes a ningún desafío,
vestida de seda, ejecutiva, o de humilde ver,
floreces ante la sutil naturaleza, definiendo la luz del día,
o defines la belleza de la noche por tu presencia,
junto a la radiante Luna.
¡Mujer!
Por: Gorki Aguirre Torres (GATo)